Samanta Lewin

arte, cuerpo y palabra como brújula

En la escena contemporánea argentina, donde las disciplinas artísticas se entrelazan cada vez con mayor fluidez, aparece con fuerza la figura de Samanta A. Lewin (Buenos Aires, 1986). Escritora, performer, artista plástica y directora artística, Lewin trabaja en el cruce de lenguajes con un objetivo claro: que el cuerpo y la palabra se conviertan en portales de transformación.

Su recorrido es tan diverso como coherente. Se formó como actriz, bailarina, pintora y cantante, y estudió las carreras de Artes Visuales y Teatro Musical. Esa multiplicidad de saberes la llevó a una práctica artística donde conviven la poesía, la dramaturgia, la narrativa y la performance. En cada una de esas expresiones aparece un hilo conductor: el deseo de explorar la voz propia, tanto en un sentido literal como simbólico.

“Desde que me acuerdo, escribo diarios, cartas, poemas, versos, obras de teatro. Este libro es una síntesis de los momentos en los que me sentí perdida, y de cómo reencontré el camino para volver a ser mi propia brújula”, escribe la artista, definiendo con claridad su búsqueda personal y creativa.

Una práctica que expande fronteras

Lewin no limita su trabajo al escenario o a la página. También comparte prácticas de danza Tandava, una forma de meditación en movimiento, y se ha formado como bio armonizadora y mentora. Ese aspecto de su trayectoria la conecta con un interés particular: acompañar procesos creativos y terapéuticos, tanto en artistas como en personas que no necesariamente se definen como tales. El fin es siempre el mismo: inspirar la expresión genuina y recuperar al cuerpo como canal de creación.

Su enfoque interdisciplinario resulta un espejo de nuestro tiempo, donde la figura del artista se despliega más allá de un único soporte o disciplina. En la obra de Lewin, escribir es también encarnar, y el movimiento puede ser un poema tanto como un gesto de libertad.

Una obra como rito de pasaje

Su más reciente publicación, editada por Publiquemos Libros / Cooperativa El Zócalo con la curaduría de Lara Schaffer, se presenta como una cartografía íntima y al mismo tiempo colectiva. El prólogo, escrito por Schaffer, ilumina el espíritu del libro: un recorrido salvaje, un pacto que invita a perderse para reinventarse.

“Allí donde nos preguntamos si vamos a morir o a nacer, Lewin responde con la certeza de que algo desea ser creado”, señala la editora. Esa frase resume el corazón de la propuesta: abrirse a la aventura de la vida como único mandato posible.

El texto se erige como un mapa y un espejo: un llamado a todas aquellas personas que buscan reconocerse en medio de la incertidumbre. La escritura, en este sentido, se convierte en una brújula que no señala hacia afuera, sino hacia adentro.

Entre la intimidad y lo colectivo

Una de las características más potentes de la obra de Lewin es que, aun partiendo de lo autobiográfico, logra resonar en lo universal. El relato de los momentos de extravío, la construcción de un camino propio, la pregunta constante sobre el sentido: todos estos elementos hacen de su escritura un terreno fértil para la identificación y la catarsis.

Ese cruce entre lo personal y lo comunitario se amplifica en sus performances, donde el cuerpo no es solo vehículo de expresión individual sino también espacio de encuentro. Lewin propone que cada gesto, cada palabra y cada silencio puedan ser compartidos como rituales colectivos.

https://www.youtube.com/@samantalewin

Una artista en movimiento

El trabajo de Samanta A. Lewin no se detiene en la publicación de un libro ni en una única puesta en escena. Su canal de YouTube @samantalewin